¿Te cuesta estudiar y aprovechar el tiempo? El uso de un mapa mental para estudiar mejor, independientemente de tu edad, es muy recomendable para ordenar ideas. Te contamos todas las claves al respecto para que conozcas por qué es tan eficaz y cómo hacer mapas mentales que sean realmente eficaces en tus jornadas de estudio.
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¿Qué es un mapa mental?
Un mapa mental es un diagrama que se diseña partiendo de una idea y que confirma su relación con otros conceptos asociados. El objetivo es organizar de forma visual la información de cada tema que debes aprender. Lo normal es que en su diseño se emplee un eje central con lo más importante, del que parten distintas líneas a nuevos diagramas con temas relacionados.
¿Quién creó el mapa mental?
El creador de los mapas mentales es Tony Buzan, muy conocido por sus libros relacionados con la mnemotecnia, quien confirmó que se trata de un diagrama muy útil para que el cerebro funcione mejor. La organización de conceptos y su graduación desde el punto de vista visual contribuye a recordar, de forma instantánea, cualquier tema, listado de vocabulario o idea que necesites refrescar antes de tu próximo examen.
¿Para qué sirve un mapa mental?
Para memorizar, retener y consultar la información que quieras en segundos. Su eficacia reside en que imita el funcionamiento de tu cerebro. Este órgano tiene la capacidad de reconocer patrones de memoria a corto plazo y también de asociar ideas con imágenes. El empleo de los círculos, diagramas o burbujas en mapas mentales establece una conexión entre estos elementos gráficos y los conceptos que quieras aprender. Así, te será mucho más fácil retener cualquier contenido y repetirlo llegado el momento. Además, aporta otras ventajas a la hora de estudiar:
- Entender mejor conceptos complejos que no siempre son sencillos de poner por escrito.
- Ordenar todas las ideas relacionadas con la principal.
¿Cómo se realiza?
No hay una técnica concreta, ya que eres tú, como estudiante, quien tiene que diseñarlo dependiendo de la importancia que tenga cada concepto para ti. El resultado debe ser fácil de entender para que puedas repasar mejor llegado el momento. A simple vista, ha de parecerse a un conjunto de círculos de distintos tamaños y puedes emplear colores distintos para que sepas cuál es el grado de importancia de cada uno de ellos. Como guía, puedes seguir estos pasos.
Redacta un resumen lo más esquemático posible
Comienza ya a distinguir entre las ideas principales y las secundarias. Lee de forma analítica y tranquila el contenido. De cada párrafo tendrás que obtener una palabra y una frase clave como mínimo. Esta información es la base para darle forma a tu mapa mental.
Si te cuesta sintetizar y resumir la información, no olvides que puedes echar un vistazo a nuestra guía para hacer mejores esquemas.
Escribe las ideas en un folio o pantalla en blanco
Comienza por resaltar el concepto más importante en el centro. Luego, coloca las palabras clave a medida que vas leyendo el contenido del que quieres hacer un esquema. Cada idea es importante, por lo que no dejes de anotarlas. Una segunda lectura te permitirá clasificar cuáles son las más importantes y las que no. Asimismo, podrás establecer cuál es la relación entre las ideas e irás recordándolas de forma progresiva.
Crea una jerarquía
Tras los dos primeros pasos, llega el momento de poner en el centro del mapa la idea principal. En los círculos laterales puedes ir añadiendo las secundarias y conectarlas con el centro con líneas. Si las ideas secundarias también exigen una jerarquía, elige una disposición similar a la de las agujas del reloj, pero siempre has de unirlas con líneas más finas que las que se dirigen a la idea central.
Cuida los detalles del diseño
Usa marcadores de distintos colores, una caligrafía clara y elementos que no te distraigan demasiado. Juega con los distintos tamaños de letra para ganar en eficacia. En nuestra opinión, también es interesante generar una clasificación de elementos que permita identificar la importancia de los conceptos en función de su forma. Por ejemplo, podrías reservar los rectángulos para el contenido clave, dejando los círculos o los cuadrados al contenido menos importante.
Ahora ya sabes qué es un mapa mental y cómo se hace. Anímate a crear uno y traerlo a clase para que el resto de alumnos puedan aprender y entender cómo has organizado el contenido.