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¿Qué es el Método Robinson?

Qué es el método Robinson

El Método Robinson es una de las herramientas que los docentes tienen a su alcance para favorecer el aprendizaje de los alumnos. Al igual que otros métodos de estudio, esta técnica cuenta con ciertos patrones o pasos a tener en cuenta que contribuyen a facilitar y mejorar el aprendizaje en casi cualquier ámbito. Y no solo es útil para los niños, sino que también ha demostrado tener beneficios para los mayores. A continuación, te contamos las claves de esta metodología de estudio.

Un instrumento para mejorar los conocimientos

En primer lugar, hemos de señalar que este método es una técnica de estudio que lleva décadas aplicándose. Su denominación proviene del filósofo y educador estadounidense Francis P. Robinson, quien la hizo popular a partir de la publicación en 1946 (solo unos años después de la aparición del Método Cornell) de su obra Effective Study.

Sin embargo, es desde la década de los 70 del siglo pasado cuando empieza a hacerse realmente conocido en los países de nuestro entorno. Este tipo de estudio comprensivo requiere disciplina. Por eso los niños que lo vayan a emplear deben haber adquirido ya cierta madurez.

Nació como una metodología de estudio para quienes estaban cursando titulaciones de cierto nivel dentro de la educación reglada. No en vano, ha sido una estrategia muy valorada en el ámbito de los opositores, uno de los más exigentes del mundo estudiantil. Hoy en día, se sigue usando de forma habitual, por ejemplo, en las universidades norteamericanas.

No obstante, puede ser introducido, como base sobre la que ir mejorando, entre los alumnos de los institutos. El Método Robinson proporciona unas pautas a los estudiantes que les serán de provecho durante toda su vida académica. De hecho, cada vez hay más centros educativos, incluso de nuestro país, en los que está sirviendo para aumentar el rendimiento académico de los estudiantes.

Fases del método Robinson

¿En qué consiste el Método Robinson?

Lo primero que te conviene saber es que hay una regla nemotécnica para recordar sus 5 fases. Es la que forma el acróstico EPL2R. Se compone de las iniciales con las que comienza cada una de las partes ordenadas en las que se divide. Nos referimos a la exploración, las preguntas, la lectura y recitar y repasar.

En las siguientes líneas, definimos el contenido de cada uno de estos estadios. De este modo, vamos a tener claro cómo ejecutarlos. Toma nota.

1. Explorar

El inicio ha de centrarse en captar una imagen general del texto a encarar. Tenemos que llevar a cabo una lectura lateral y no en profundidad. Por ejemplo, poniendo más interés en los subtítulos y las mayúsculas. De esta forma, ya tenemos una ligera idea acerca de los contenidos básicos y del tiempo que va a costar abordarlos.

El objetivo de esta primera fase es tener una visión general del contenido, saber a qué nos vamos a enfrentar y preparar los cimientos de lo que más adelante tendremos que construir en nuestra mente.

2. Preguntar

Ahora toca una lectura no tan rápida y más reflexiva. La clave de este segundo vistazo estriba en anotar preguntas. Unas preguntas que nos vamos a hacer a nosotros mismos (para comprender conceptos decisivos), pero igualmente a los profesores.

Al ser nosotros mismos los que formulemos las preguntas e intentemos responderlas, nuestra mente comenzará a ser consciente de los puntos conflictivos del temario y podremos abordarlos posteriormente con más calma.

3. Leer

Tercera lectura. Ahora sí, con verdadera profundidad. Es la fase en la que ya debes entender las ideas que dan sentido al texto. Por lo tanto, te va a venir bien ayudarte del bolígrafo y del subrayador. Te sirve para empezar a memorizar los conocimientos principales.

En esta fase es recomendable hacer uso de alguna técnica de estudio como el Método Pomodoro para dividir las sesiones y focalizar el esfuerzo en aprender ciertos conceptos en cada ocasión.

Estudiar con el método Robinson

4. Recitar

En este intervalo del proceso, eres ya capaz de demostrar que has aprendido el hilo conductor de la materia. No se trata de repetir conceptos memorizados, como un papagayo, sino de relacionar cuestiones críticamente. De lo general a lo particular y de modo cronológico. Se captan nociones y pueden ser transmitidas de esta manera.

5. Repasar

Por último, has de efectuar una revisión comprensiva. Vale para después del estudio de cada tema y, globalmente, antes del examen. Proporciona seguridad a tu aprendizaje.

En definitiva, el Método Robinson supone un esquema de estudio útil para adquirir conocimientos con garantías. Eso sí, requiere seriedad y constancia para ponerlo en práctica con éxito.

Recuerda que, si necesitas ayuda para preparar tus exámenes, puedes venir a nuestra academia para que el equipo de profesores que tenemos a tu disposición pueda echarte una mano en lo que necesites.