Cada vez son más los avances que están relacionados con la carrera tecnológica de la computación cuántica. Mucho se está invirtiendo en el desarrollo de máquinas que podrían desbancar a los actuales ordenadores. Pero, ¿sabes cuál es la diferencia entre dicha computación y la clásica y cómo afectará a la programación? Poco a poco, empieza a resolverse esta duda.
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Hace poco tiempo, una importante compañía tecnológica desarrolló el primer ordenador cuántico. Esta organización explicó que se trataba de una computadora capaz de solucionar de manera más rápida que cualquier ordenador convencional todo tipo de acciones más complejas. En concreto, la diferencia principal la podemos encontrar en los cúbits, unidades de valor que dejarían atrás a los clásicos bits al ser mucho más rápidos y eficientes.
Vale, ahora sabemos que los ordenadores cuánticos utilizan cúbits en su programación, pero queda mucho por explicar. De hecho, si queremos comprender de qué manera funciona un ordenador cuántico, tenemos que remontarnos a principios del siglo pasado, pues fue por entonces cuándo se habló por primera vez sobre ello.
Por aquel entonces, se estudiaron partículas del átomo y sus electrones de una manera nunca hecha. Supuso un cambio conceptual, ya que, en el ámbito más clásico, las propiedades de los sistemas están bien definidas, lo que resulta contrario al mundo cuántico. En este último, las partículas pueden observarse con diferentes valores, no son puntuales y contienen posiciones diluidas.
La física cuántica es muy compleja, incluso una figura Nobel de Física, como es Richard Feynam ya lo dijo, podíamos decir con total seguridad que nadie en este mundo entiende perfectamente la mecánica cuántica.
Por lo tanto, si nos acercamos a un ordenador cuántico, podemos conocer cómo funciona y qué características tiene de diferencia con respecto al ordenador tradicional. Lo fundamental es que sepamos que las unidades mínimas de referencia son diferentes. Tal y como hemos explicado anteriormente, antes eran bits y ahora son cúbits.
En el estado de desarrollo en el que se encuentra actualmente esta tecnología, tenemos que tener en cuenta que las aplicaciones más inmediatas a las que puede someterse sólo pueden ser llevadas a cabo por compañías que trabajen con altos volúmenes de datos.
Podemos entender que ciertas empresas como las aerolíneas y los bancos estén inmersas en numerosos experimentos para saber más concretamente de qué manera trabajan estos cúbits y de qué forma pueden ver mejoradas sus operaciones comerciales si optan por su uso.
También es el caso de las farmacéuticas, que incluso están mostrando cierto interés sobre esta tecnología a la hora de realizar nuevas moléculas e investigaciones con el objetivo de paliar crisis sanitarias como las que estamos viviendo. Además, en la época actual e impulsados por esta pandemia, los esfuerzos se han incrementado a la hora de conocer más sobre la computación cuántica.
Son muchas las posibilidades que se abren con el uso de estos avances físicos y tecnológicos, pero debemos ser cautos. Estos avances, de momento, no van a suponer un gran cambio en nuestra vida cotidiana. Es decir, la computación cuántica no va a servirnos para que podamos descargar un vídeo de forma más rápida o para que la programación de un videojuego sea más sencilla.
Tenemos que tener en cuenta que los profesionales de este ámbito, es decir, los investigadores que llevan años estudiando este caso, trabajan con el fin de que los algoritmos y modelos matemáticos desarrollados puedan llegar a ejecutar tareas que hoy se demoran en el tiempo. También hay muchas posibilidades de que la Inteligencia Artificial de un paso de gigante cuando la computación cuántica se establezca un poco más gracias al apoyo que supondría para el machine learning.
Aun así, no debemos caer en ilusiones a corto plazo. Tal y como hemos dicho, debemos ser pacientes y cautos, porque como los propios expertos indican, la computación cuántica está en proceso de estudio y desarrollo. Esto solo es el principio de un gran avance, que por el momento miramos con esperanzas.
Nuestro siguiente paso será formar a todos los alumnos que vengan a nuestra academia para prepararlos lo mejor posible. Una buena formación en este ámbito no solo garantizará que puedan tener mejores oportunidades laborales en el futuro, si no sentar las bases de los próximos avances tecnológicos que veamos dentro de un par de décadas.
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